viernes, 2 de agosto de 2013

Compartiendo Memoria de la JMJ. Por Marcela Ovejero*

JMJ Denver 1993.

En estos días mucho se habla de la "Jornada Mundial de la Juventud", pero no muchos saben el porqué de éstas. Esto me lleva a hacer, también a mí un poco de historia y de memoria. Memoria agradecida que merece ser compartida.

Podemos dar como año de inicio 1975, si nos referimos a la clausura con la Marcha Internacional de la Reconciliación Cristiana, en donde el Papa Pablo VI había recorrido el camino de Francisco de Asís hacia Roma.

Pero, si hay un año que marca el comienzo de las JMJ es el Jubileo de 1983-1984, Año Santo de la Redención. En aquel Domingo de Ramos de 1984, más de 300.000 jóvenes participaron del Jubileo Internacional. En dicho encuentro el Papa Juan Pablo II también entrega a los jóvenes la Cruz de la Jornada Mundial. Con más o menos exactitud, todos coincidimos en esta!
JMJ Denver 1993


Algunos se preguntaran: ¿A quiénes les debemos estos magníficos encuentros? A dos grandes amigos, a Juan Pablo II y al Cardenal Eduardo Pironio.
Y así, de esta manera comienza esta hermosa peregrinación que año tras año, Jornada tras Jornada, se va abriendo camino al encuentro de los Jóvenes con el Papa.
Yo he emprendido esa peregrinación y me ha tocado hacerla desde distintos espacios. Como joven peregrina desde Denver 1993, a París 1997, a Roma 2000 y como miembro del Comité Organizador de la JMJ en Toronto 2002. Sí, todas durante el Papado de Juan Pablo II. ¡Una bendición haberlo conocido y acompañado! ¡Y sentirme acompañada por el!
En todas la JMJ lo que se vive es una experiencia conmovedora… mientras se participa de las catequesis, los festivales, el recibimiento al Santo Padre o la misa de Clausura.
La gran variedad de personas que llegaban a cada ciudad sede para celebrar las Jornadas, me ha enseñado, en cierto modo, que según su propio camino, cada uno va construyendo la fe y la misión de todos…donde todo se comparte.
Recuerdo por allá, en París, el Papa nos dio cita en Roma para el Jubileo del 2000, diciendo "vivir para ver" y soñamos con volverlo a ver, lleno de energía. Las expectativas fueron superadas. Nadie mejor que él sabía cómo encender los corazones cuando habla de Jesús.
Para nosotros los jóvenes fue muy bueno saber que en la cabeza de la Iglesia teníamos, en aquel tiempo, un Papa fuerte, tan enérgico, tan extraordinario en toda su sencillez. Juan Pablo II sabía infundir el amor de Padre, esa es la omnipotencia del verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. Poquitos años más tarde su cansancio ya empezaba a sentirse cada vez más.
JMJ Canadá 2002
He comprendido que algunos acontecimientos, en nuestro camino, no suceden por casualidad. Y así después de 9 años, tuve la posibilidad de formar parte del Comité Organizador de la JMJ en Toronto 2002, la última Jornada de Juan Pablo II.
La participación en este Comité ha sido para mí un reto y ha realizado en mí un cambio. Regresé a mi país con una nueva esperanza para la joven generación del nuevo milenio y con una mayor conciencia de que Cristo me llama a ser signo vivo de esa esperanza en el lugar que me corresponde.
Todas esas alegrías, las mías y las de todos los jóvenes presentes, iluminaban la ciudad, fueron y son un importante signo para el mundo entero. La Jornada Mundial de la Juventud es también la jornada mundial de la alegría, ahora me siento feliz con tan solo recordar.
Tenés la posibilidad de encontrarte con grupos de jóvenes por todas partes participando de esa invasión pacífica, multicolor y plurilingüe. Encontrarnos es un gran don, estar juntos supone una gran fuerza. Las cosas difíciles se van facilitando, todo parece posible.
Se te pone la piel de gallina al ver a todos esos chicos y chicas, y tantas banderas que ondean juntas.
Encontrarte y reencontrarte con jóvenes, de tu misma edad, de diversos lugares del mundo con distintas historias a las nuestras, no tiene precio. Escuchar aquellas historias en donde la opción del evangelio es una opción diaria de vida y llena de dignidad, contra la pobreza y contra la guerra, a favor del respeto de las diferencias y de la protección de la vida, es emocionante. Esa opción la hacen en las calles, no con declaraciones escritas. ¡Realidades de Iglesias tan distintas! ¡Realidades de mundo tan distintos!

Cruz JMJ Canadá 2002
Todavía hoy recuerdo al Papa haciéndonos un pedido, que vayamos a "ocupar" otras plazas y otras calles, aquellas de los mundos en que vivimos y que llevemos a los demás jóvenes la belleza de las palabras que hemos escuchado y la belleza de la fe que vivimos.
Ojo. Hay que ser claros: El valor de cada JMJ no consiste en el número de participantes, sino en la experiencia de transformación que la fe en Dios puede realizar en el perdón que hace florecer, en la alegría que es capaz de despertar en la misericordia que puede alimentar en la entrega y el servicio que sabe animar.
Desde mi primera JMJ, allá por el ‘93, me ha acompañado la sensación de recibir un don, mucho más de lo que, de acuerdo con mis propios límites, estaba dando. Y a pesar de que ha sido un verdadero compromiso, no siempre fue fácil, en sentido de lo más profundo de mi misma, una fuerza, que me domina, me sigue llenando de alegría e ilumina mi vida.
Hablé de una Cruz que nos fue regalada. Esa Cruz que cargué y entregué en Domingo de Ramos de 2003 y pude reencontrar en el 2010. Al orar a los pies de la cruz, he sentido que en la cruz todo se ha hecho realidad… el mundo sin barreras que hemos vivido en toda la historia de las JMJ, el mundo redimido.
Las JMJ han sido para mí una magnifica experiencia, una inmersión en una fe verdadera… todavía ahora cuando hablo de ellas con amigos y compañeros de camino siento una alegría enorme al repensar en todo lo que sentí al ver a tantos jóvenes, a ver a millones de jóvenes.
Hoy tengo la certeza. 26 años más tarde, Latinoamérica, continente de la Esperanza recibió a SS Francisco para vivir la XXVIII JMJ, en donde los jóvenes vivieron momentos inolvidables y tan maravillosos o más, que los míos.
JMJ Canadá 2002
Doy gracias a Dios por haberme dado la posibilidad de vivir esta aventura.

*La autora formó parte de la Coordinación de la Pastoral Nacional de Juventud Argentina y del equipo organizador de las JMJ Toronto 2002.

JMJ París 1997

JMJ Roma 2000

JMJ Roma 2003

jueves, 1 de agosto de 2013

Entrevista* a Dra. Susana Nuin Núñez, Secretaria Ejecutiva del Departamento de Comunicación y Prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

Dra. Susana Nuin Núñez. Foto: EcosCEA
A dos días de finalizada la JMJ Río 2013, ¿cuál es tu balance?
Hay distintos puntos de referencia para hacerlo. Es la segunda vez que América Latina hospeda y genera una Jornada Mundial de la Juventud. La primera en Buenos Aires (1987) y la segunda en Río. Lo que se ha percibido es una madurez nueva en los jóvenes. Ellos vienen a la Jornada con el interés de vivir un acontecimiento que es no turístico únicamente, que no es conocer otras culturas únicamente —todo valioso para un joven— pero que es vivir un momento de encuentro y convivencia con los otros jóvenes. Me parece que esto se percibió inclusive en los grupos. En ese sentido la Jornada hizo un aporte en las distintas instancias previas, que se podrían denominar catequísticas o de misión, que han sido valiosas. El encuentro con el Papa Francisco fue un encuentro cara a cara. Porque la impresión es que, si bien tenía un público multitudinario, logró crear silencios, instancias casi dialógicas aun con una multitud. Los imputs que el Papa Francisco manifestó en su discurso de la vigilia eran muy tocantes del corazón de los jóvenes. Los jóvenes se han sentido muy interpelados y al mismo esperaban eso.

Sobre el discurso del Papa Francisco al CELAM, ¿cómo lo leés?
Fue un discurso muy importante. Marca un rumbo. Es la primera vez que un Papa habla con un equipo de coordinación del CELAM. Hasta ahora los encuentros habían sido en función de las grandes conferencias: Medellín, Puebla, Santo Domingo (con presencia de delegado papal) y Aparecida con Benedicto XVI; Río, no. Cuando hace dos meses la presidencia del CELAM visitó al Papa y él se enteró de que íbamos a estar en Río dijo: Yo quiero hablar con los obispos. Éste fue un encuentro deseado, no fue sólo un encuentro agendado. Fue mucho más. El discurso tenía el sabor de alguien que es un hijo del episcopado latinoamericano pero que a su vez habló desde su lugar de padre y de hermano. Porque él dijo que hablaba como obispo a obispos. Por un lado, siento que cuenta con el episcopado latinoamericano a sus espaldas, es algo que es patrimonio suyo también. Por otro lado, él usó muy bien una metáfora: el obispo camina adelante conduciendo al pueblo de Dios; camina al costado provocando unidad, acompañando; y también detrás por si queda algún rezagado. Creo que el discurso tiene estas tres figuras: estableció pautas hacia el futuro, fotografió ciertas realidades y empujó diciendo "atención que estamos atrasados". Siento que fue un discurso hecho en la verdad, en el que habló a corazón abierto, ante un público que lo podía entender y valorar. Y no era para los cuarenta y pico de obispos presentes; era para los casi mil obispos de América Latina. Casi 600 obispos participaron en la JMJ Río 2013, por lo tanto este discurso ha corrido, sin duda. Es un discurso que llama esencialmente a la conversión pastoral.

Vos sos una mujer de comunicación. ¿Qué interpretás de la comunicación del Papa Francisco?
Finalmente se han encontrado dos caminos en el Papa Francisco: el camino de la palabra y el camino del testimonio. Esto seguramente habrá estado en todos los Papas; alguno enfatizó más el discurso, el razonamiento sobre el discurso, la reflexión; otros quizás intensificaron gestos de otro estilo. Es bueno más que comparar distintos pontificados, captar su originalidad. El pontificado de Francisco va a marcar un giro importantísimo en la historia de la Iglesia. Los gestos vienen de las actitudes. Las actitudes vienen de lo que uno quiere vivir y ser. Hay un momento en el que el testimonio pasa a ser expresión del pensamiento, la palabra y la actitud. Eso es tremendamente valioso.

*Esta entrevista se llevó a cabo en la Casa de la comunidad de las hermanas de Madre Cabrini, Tijuca, Río de Janeiro, el martes 30 de julio de 2013, y ha sido editada para una mejor comprensión de su contenido.

miércoles, 31 de julio de 2013

Entrevista* a Monseñor Eduardo García, Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Miembro de las Comisiones de Comunicación de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)


Acaba de terminar la JMJ Río 2013 han recibido de parte del Papa Francisco un baño de gestos, palabras, acciones, de cariño. ¿Cómo evaluás la JMJ?

Mons. Eduardo García. Foto: EcosCEA
Un paso de Dios. Ha sido maravilloso. Y es Dios el que pasa porque solamente así se puede entender que 3 millones de jóvenes hayan estado en la playa para no ver al Papa sino saber que estaba, porque lo veían por pantalla y era un puntito blanco, pero sin embargo vivir esta experiencia fuerte de Iglesia de saber que donde dos o más están reunidos Él está en medio, el Señor Jesús. Creo que solamente eso da sentido a este absurdo, un hermoso absurdo. Pero ver la multitud sintiendo al Papa, no viéndolo. Sintiendo su presencia y esperando su voz. Aguardando, como me dijo una chica venezolana, 11 horas para poder entrar el día que se encontraba con los argentinos y se quería "colar". ¡11 horas! Solamente la fe, solamente la locura de la fe de los jóvenes le da sentido. Ese es el paso de Dios y creo que a nosotros nos enseña —a los que dejamos de ser jóvenes hace rato— a tratar de vivir y buscar esa simple heroicidad cotidiana.
El domingo 28 por la tarde, el Papa Francisco mantuvo un encuentro fundamental para su pontificado con el equipo coordinador del CELAM a quien le dirige ese discurso que —en la opinión del padre Lombardi— junto con el discurso que brindó a los obispos de Brasil, son de los medulares marcando el rumbo del pontificado de Francisco. ¿Cómo recibiste esas palabras del Papa?

Como argentino y como obispo auxiliar de Bergoglio diventato Papa, los argentinos corremos con ventaja porque venimos escuchando estas palabras hace más de 15 años. En un novelista uno puede decir "se repite". Pero en un pastor uno tiene que decir "es coherente". Tiene una mirada sobre la Iglesia, un querer sobre la Iglesia, tiene una mirada y un sentido de lo que tiene que ser un pastor que fue lo que puso de manifiesto simplemente en su discurso medular. Y no es soberbia: para nosotros no hay cosas demasiado nuevas. Pero qué hermoso que lo que ella ha ensayado con nosotros ahora se lo diga a la Iglesia toda.

De todos los gestos del Papa Francisco que se vieron en las pantallas del mundo durante la JMJ Río 2013, ¿hubo alguno que te haya impactado más que otro?

(se ríe) Sin duda, dos. Primero cuando le pusieron el collar de flores en la favela… Es que era impensable. Yo pensaba en el Bergoglio de cada día de estos diez años, y que le pongan un collar de flores y se lo deje puesto me resulta impensable y solamente la gracia de estado lo ha hecho posible. El otro hecho fue cuando se puso el gorro de los indios, también, que era como un plato en la cabeza, pensé: es otro Bergoglio. ¿Lo han cambiado? No. Ahora tiene esta responsabilidad que es la de Pablo: hacerse todo a todos. 


¿Y el niñito que se le abrazó y le dijo "yo quiero ser padre"? ¿Pudiste verlo?

Sí, creo que despierta esas cosas. Qué raro que es esto, ¿no? Que la normalidad despierte esta ebullición dentro de la vida del mundo. Qué mal que estamos para que conmocione un gesto de ternura. Qué mal que estamos para que el hablar sencillamente y decir las cosas "al pan, pan y al vino, vino" sean discursos medulares. Cómo nos hemos ido deformando para que una palabra, que es simplemente la palabra del Evangelio traducido al hoy, sea la gran palabra que puede dar vuelta la historia. Qué mal que estamos pero qué suerte que alguien se anima a decírnosla, alguien se anima a hacerlo, alguien se anima a compartir de esa manera el Evangelio con nosotros. 

Si nos centramos en el mensaje del Papa Francisco visto desde la comunicación, ¿cómo analizás su modo de comunicarse, es distinto a como era en Buenos Aires, ahora tiene más posibilidades técnicas?
¿Por qué llega ahora con esta potencia a través de los medios?

Hay muchas interpretaciones. Él es un comunicador. Siendo Bergoglio hasta se comunicaba con sus silencios. Él comunica y sabe, y como dijo hoy un obispo que no es argentino: "tiene calle". La calle a veces deforma y a veces da la sabiduría de saber llegar a la vida del otro porque uno sabe lo que el otro está viviendo. Creo que ha cambiado el estilo de comunicación desde aquel "buenas tardes" que dijo en la ventana. Es un Papa que habla sencillamente, sin artilugios demasiado complicados, cuando tiene que decir un discurso al pueblo de Dios no lo hace con lenguaje de documento sino que lo hace como el hombre que comparte lo que tiene a aquellos que lo necesitan. Creo que esto hace que la gente lo entienda. Y esto es muy valorado.


*Esta entrevista se llevó a cabo en la Casa de la comunidad de las hermanas de Madre Cabrini, Tijuca, Río de Janeiro, el martes 30 de julio de 2013, y ha sido editada para una mejor comprensión de su contenido.

Conferencia de Prensa de Dom Orani Tempesta, Arzobispo de Río De Janeiro, en el Palacio San Joaquín, Sede del Arzobispado Carioca. Martes 30 de julio

Dom Orani Tempesta. Foto: EcosCEA
Éstos fueron algunos de los conceptos [traducidos y editados] vertidos por Dom Orani:



  • Muchas personas y empresas muy importantes se involucraron desde su función para hacer posible la JMJ. La Iglesia tiene capacidad para producir eventos pero los asesoramientos externos fueron enriquecedores.
  • Esta Jornada es producto de la puesta en común de nuestras capacidades.
  • Soñamos, trabajamos y todo esto va a crecer, va a brotar, dará frutos.
  • Tenemos que agradecer a Dios. Hemos percibido la belleza de la juventud, tan contagiosa y alegre en clave de valores positivos, gente que quiere construir el futuro y con confianza en él.
  • Hubo convivencia en fraternidad en los lugares donde se hospedaron los jóvenes y el pueblo carioca recibió con calidez a los peregrinos.
  • Se vivió una revolución en el comportamiento de las personas, en las playas de Copacabana. Fuimos testigos de muchas revoluciones. Estos escenarios tienen que perdurar: sin violencia, con capacidad de respeto y convivencia en fraternidad. Esto nos marca como ciudad y como nación. Hemos visto a la Providencia conduciendo todo: personas, organización, eventos.
  • Hemos visto al primer Papa latinoamericano pisando América Latina. Él nos encantó a todos. Con su "papamóvil abierto" fue muy cercano a nosotros.
  • Cuando íbamos en el helicóptero y veíamos el Cristo Redentor el Papa rezaba.
  • ¡Cuántos niños fueron presentados al Papa! Hemos visto con especial atención a aquel que se abrazó fuertemente al Papa y estaba tan emocionado. Yo estaba ahí. El niño le dijo: "¡Cómo te quiero!". Y el Papa Francisco le contestó: "Yo también te quiero".
  • Tenemos imágenes del paraíso durante estas jornadas en Río de Janeiro. Dios obró en medio nuestro mientras soñábamos y trabajábamos. Dos actuó con creatividad aunque igualmente somos "muy brasileros" para organizar. Pero para explicar la concreción del tamaño de este encuentro, sólo puedo decir que Dios estuvo entre nosotros. Los cambios de último momento los condujo Dios.
  • Se va a crear un instituto que recopilará —más allá de textos, videos— las vivencias experimentadas durante la JMJ Río 2013.
  • Al finalizar, Dom Orani se dirigió específicamente a los medios de comunicación: "Su trabajo en el Media Center fue muy importante. Ustedes son los ojos y oídos para el mundo todo. De su trabajo depende que el mundo conozca al Papa. El de ustedes es un gran papel".
  • Entrevista* a Monseñor Adalberto Martínez Flores

    Mons. Martínez Flores forma parte del Ordinariato Castrense Paraguayo, Secretario General de la Conferencia Episcopal Paraguaya y Presidente del Departamento de Comunicación y Prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

    Mons. Adalberto Martínez Flores. Foto: EcosCEA
    Después de haber pasado la JMJ Río 2013 y habiendo escuchado el discurso que brindó al CELAM en ese marco, ¿cuál es su impresión?
    El Papa se dirigió a los obispos de la coordinación del CELAM que estamos reunidos esta semana y fue una cita importantísima para nosotros obispos y para la región en relación a las propuestas de Aparecida, de la necesidad de que Aparecida pueda tomar la fuerza y el rumbo que se ha propuesto en el año 2007 cuando nació ese documento en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Lo hemos tomado como un desafío importante que ahora mismo lo estamos estudiando. Cuando escuchamos el discurso quedamos admirados ante su profundidad y belleza, pero después, poco a poco, se necesita tiempo y reflexión para el intercambio que provoca el análisis. Fue un discurso que nos ha interpelado profundamente a todos los obispos, especialmente al episcopado latinoamericano y caribeño.

    ¿En qué puntualmente se sintieron interpelados?
    En todo lo que se refiere, por ejemplo, a la necesidad de comenzar la revolución de la ternura. Como el Papa nos ha dicho, tiene que ver con la encarnación del Verbo: Jesús que ha venido a habitar entre nosotros, la misericordia que habita en medio de nosotros. El mundo necesita de una Iglesia cercana, de una Iglesia más encarnada en la realidad de la gente, y por supuesto, también los pastores —más específicamente los obispos— que deben ponerse en el papel de ir conduciendo el rebaño y ponerse en primera línea porque el pastoreo no puede delegarse. En ese sentido, los obispos estamos siendo interpelados para ponernos en primera línea y, con ayuda del Espíritu Santo y el ministerio que el Señor nos regala, ponernos a retomar el discurso —como lo estamos haciendo ahora en un intercambio muy valioso— como pastores en la situación en la que estamos reconocer las periferias hacia la que estamos llamados y dejar una "Iglesia centro-autorreferencial" para ir hacia las necesidades de la gente. Abrir las puertas de la Iglesia, no para que esperar que la gente entre, como decía el Papa, sino para salir al encuentro de las personas y buscar a aquellas más necesitadas del mensaje evangélico y dejar la autorreferencialidad.

    ¿Considera usted que el CELAM va a tener un papel decisivo en la interpretación de Aparecida como una nueva vertiente-nutriente para la Iglesia global?

    Creo que el Papa nos está, en cierto modo, desafiando para que Aparecida siga vigente con esas propuestas, sobre todo de discipulado y misión continental. Las conferencias episcopales se han adherido a la propuesta de "misionariedad" de la Iglesia y la misión continental fue posiblemente debilitándose en algunos lugares. Es cierto que existe una gran necesidad de retomar todo el significado de lo que es la misión —que debe ser transversal a todas las secciones de la Iglesia— y no como un acto en sí mismo que puede pasar sino que sea permanente. Eso es lo que quisiéramos en el CELAM y todos los departamentos: hacer una sincera evaluación para saber dónde estamos en relación a Aparecida y retomar su rumbo.


    *Esta entrevista se llevó a cabo en la Casa de la comunidad de las hermanas de Madre Cabrini, Tijuca, Río de Janeiro, el martes 30 de julio de 2013, y ha sido editada para una mejor comprensión de su contenido.

    Entrevista* a Monseñor Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de Tlalnepantla (México) y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam)


    Veníamos conversando sobre que el discurso del Papa al CELAM, la presencia del Papa en la JMJ Río 2013 ha dejado sorprendidos a quienes lo conocíamos en Buenos Aires. ¿Qué desafíos se plantean a partir de este discurso, en qué aspecto el CELAM tiene que poner manos a la obra ya!

    Mons. Aguiar Retes. Foto: EcosCEA
    En primer lugar fue una confirmación pero ilustrada con ejemplos, con una claridad que nos dejó muy consolados y contentos de escuchar de esa manera lo que el Papa entiende por la misión continental. En dos dimensiones: la programática y la paradigmática que están allí presentes y hacen de la misión una acción integral, una pastoral organizativa. En ese punto la clave que nos dio es que de esa misma "misionariedad" va a venir la renovación pastoral. No hay una receta hecha. Es precisamente un camino por hacer y desde ahí, con un discernimiento pastoral, podremos ir descubriendo qué cosas han quedado obsoletas que se refieran a actitudes, estructuras o actividades. Y qué cosas son necesarias de implementar para poder hacer que Cristo sea conocido hoy en este mundo.

    ¿Cuáles son los rasgos de Francisco que los episcopados del mundo sería bueno que comenzaran a mostrar?

    Los gestos que él ha ido manifestando a lo largo de estos primeros meses de pontificado nos van hablando: la austeridad, la sencillez, la claridad de hablar brevemente pero muy al punto, la consistencia en sus afirmaciones, las expresiones coloquiales que en un pontífice eran muy raras y las estamos encontrando en casi todos sus discursos. Estos rasgos nos permiten a abrir también nosotros nuestro abanico, nuestra manera de transmitir la buena nueva. Creo que son estos gestos que vamos recogiendo, que la prensa nos los recuerda, los que nos van a ir ayudando a que el Papa Francisco vaya teniendo estas réplicas de lo que él hace, todos los obispos vayamos colegialmente también en esa misma línea.

    Números de la JMJ RÍO 2013

    Más de 3.5 millones de personas participaron de la JMJ Río2013, que contó con eventos en Copacabana, la Quinta da Boa Vista, Río Centro y en diversas parroquias de la ciudad.
    Público:
    23 de julio: 600.000 personas
    25 de julio: 1.2 millones de personas
    26 de julio: 2 millones de personas
    27 de julio: 3.5 millones de personas
    28 de julio: 3.7 millones de personas
    427.000 inscripciones de 175 países
    Países con mayor número de inscriptos: Brasil, Argentina, Estados Unidos, Chile, Italia, Venezuela, Francia, Paraguay, Perú y México.
    55% de los inscriptos fueron mujeres, 45% hombres.
    60% del público inscripto tiene entre 19 y 34 años.
    Inscriptos con pedido de hospedaje: 180.000 aprox.
    Capacidad de hospedaje: 356,400.
    Aproximadamente 800 artistas intervinieron en los Actos Centrales.
    60.000 voluntarios.
    6.500 periodistas acreditados de 57 países.
    264 locales de catequesis, en 25 idiomas.
    100 confesionarios colocados en la Feria Vocacional y en Largo da Carioca.
    4 millones de hostias producidas, 800.000 para la Misa de Envío.
    644 Obispos inscriptos, de los cuales 28 fueron cardenales.
    7.814 sacerdotes registrados.
    632 diáconos.


    Impacto económico: los visitantes gastaron 1.8 billones de Reales (Fuente: Ministerio de Turismo)

    Limpieza Urbana: la Comlurb recolectó 345 toneladas de residuos orgánicos y 45 toneladas de materias reciclables durante toda la semana de la JMJ. Este número representa un 10% menos que lo recolectado en la noche de Año Nuevo en 2012/2013.

    FUENTE: Prensa JMJ Río 2013

    Participaron de la conferencia de prensa, además de Dom Orani, D. Antonio Augusto, Dom Paulo César y Mons. Joel Portella.

    lunes, 29 de julio de 2013

    Discurso del Papa Francisco en la Ceremonia de Despedida en el Aeropuerto Internacional Galeao/Antonio Carlos Jobim de Río de Janeiro

    Señora Presidenta de la República,
    Distinguidas Autoridades nacionales, estatales y locales,
    Querido Arzobispo de San Sebastián de Río de Janeiro,
    Venerados Cardenales y Hermanos en el Episcopado,
    Queridos amigos

    En breves instantes dejaré su Patria para regresar a Roma. Marcho con el alma llena de recuerdos felices; y éstos —estoy seguro— se convertirán en oración. En este momento comienzo a sentir un inicio de saudade.
     
    Saudade de Brasil, este pueblo tan grande y de gran corazón; este pueblo tan amigable. Saudade de la sonrisa abierta y sincera que he visto en tantas personas, saudade del entusiasmo de los voluntarios. Saudade de la esperanza en los ojos de los jóvenes del Hospital San Francisco. Saudade de la fe y de la alegría en medio a la adversidad de los residentes en Varghina. Tengo la certeza de que Cristo vive y está realmente presente en el quehacer de innumerables jóvenes y de tantas personas con las que me he encontrado en esta semana inolvidable. Gracias por la acogida y la calidez de la amistad que me han demostrado. También de esto comienzo a sentir saudade.

    Doy las gracias a la Señora Presidenta por haberse hecho intérprete de los sentimientos de todo el pueblo de Brasil hacia el Sucesor de Pedro. Agradezco cordialmente a mis hermanos Obispos y a sus numerosos colaboradores que hayan hecho de estos días una estupenda celebración de nuestra fecunda y gozosa fe en Jesucristo. Doy las gracias a todos los que han participado en las celebraciones de la eucaristía y en los demás actos, a quienes los han organizado, a cuantos han trabajo para difundirlos a través de los medios de comunicación. Doy gracias, en fin, a todas las personas que de un modo u otro han sabido responder a las exigencias de la acogida y organización de una inmensa multitud de jóvenes, y por último, pero no menos importante, a tantos que, muchas veces en silencio y con sencillez, han rezado para que esta Jornada Mundial de la Juventud fuese una verdadera experiencia de crecimiento en la fe. Que Dios recompense a todos, como sólo Él sabe hacer.

    En este clima de agradecimiento y de saudade, pienso en los jóvenes, protagonistas de este gran encuentro: Dios los bendiga por este testimonio tan bello de participación viva, profunda y festiva en estos días. Muchos de ustedes han venido a esta peregrinación como discípulos; no tengo ninguna duda de que todos marchan como misioneros. Con su
    testimonio de alegría y de servicio, ustedes hacen florecer la civilización del amor. Demuestran con la vida que vale la pena gastarse por grandes ideales, valorar la dignidad de cada ser humano, y apostar por Cristo y su Evangelio. A Él es a quien hemos venido a buscar en estos días, porque Él nos ha buscado antes, nos ha enardecido el corazón para proclamar la Buena Noticia, en las grandes ciudades y en las pequeños poblaciones, en el campo y en todos los lugares de este vasto mundo nuestro. Yo seguiré alimentando una esperanza inmensa en los jóvenes de Brasil y del mundo entero: por medio de ellos, Cristo está preparando una nueva primavera en todo el mundo. Yo he visto los primeros resultados de esta siembra, otros gozarán con la abundante cosecha.

    Úlitmo saludo del Papa desde la escalinata del avión. Foto EcosCEA
    Mi último pensamiento, mi última expresión de saudade, se dirige a Nuestra Señora de Aparecida. En aquel amado Santuario me he arrodillado para pedir por la humanidad entera y en particular por todos los brasileños. He pedido a María que refuerce en ustedes la fe cristiana, que forma parte del alma noble de Brasil, como de tantos otros países, tesoro de su cultura, voluntad y fuerza para construir una nueva humanidad en la concordia y en la solidaridad.

    El Papa se va, les dice “hasta pronto”, un “pronto” ya muy nostálgico (saudadoso) y les pide, por favor, que no se olviden de rezar por él. El Papa necesita la oración de todos ustedes. Un abrazo a todos. Que Dios les bendiga.
     

    Encuentro con los Voluntarios de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud en el Pabellón 5 de Río Centro

    Discurso del Papa Francisco

    Queridos voluntarios
    Buenas tardes.
    No podía regresar a Roma sin haberles dado las gracias personal y afectuosamente a cada uno de ustedes por el trabajo y la dedicación con que han acompañado, ayudado, servido a los miles de jóvenes peregrinos; por tantos pequeños gestos que han hecho de esta Jornada Mundial de la Juventud una experiencia inolvidable de fe. Con la sonrisa de cada uno de ustedes, con su amabilidad, con su disponibilidad para el servicio, han demostrado que “hay más dicha en dar que en recibir” (Hch 20,35).

    El servicio que han prestado en estos días me ha recordado la misión de san Juan Bautista, que preparó el camino a Jesús. Cada uno de ustedes, a su manera, ha sido un medio que ha facilitado a miles jóvenes tener “preparado el camino” para encontrar a Jesús. Y éste es el servicio más bonito que podemos realizar como discípulos misioneros: Preparar el camino para que todos puedan conocer, encontrar y amar al Señor. A ustedes, que en este período han respondido con tanta diligencia y solicitud a la llamada para ser voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud, les quisiera decir: Sean siempre generosos con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en cambio, es grande la riqueza de vida que se recibe.
    Dios llama a opciones definitivas, tiene un proyecto para cada uno: descubrirlo, responder a la propia vocación, es caminar hacia la realización feliz de uno mismo. Dios nos llama a todos a la santidad, a vivir su vida, pero tiene un camino para cada uno. Algunos son llamados a santificarse construyendo una familia mediante el sacramento del matrimonio. Hay quien dice que hoy el matrimonio está “pasado de moda”; en la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos predican que lo importante es “disfrutar” el momento, que no vale la pena comprometerse para toda la vida, hacer opciones definitivas, “para siempre”, porque no se sabe lo que pasará mañana. Yo, en cambio, les pido que sean revolucionarios, que vayan contracorriente; sí, en esto les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a “ir contracorriente”. Atrévanse a ser felices.

    El Señor llama a algunos al sacerdocio, a entregarse totalmente a Él, para amar a todos con el corazón del Buen Pastor. A otros los llama a servir a los demás en la vida religiosa: en los monasterios, dedicándose a la oración por el bien del mundo, en los diversos sectores del apostolado, gastándose por todos, especialmente por los más necesitados. Nunca olvidaré aquel 21 de septiembre –tenía 17 años- cuando, después de haber entrado en la iglesia de San José de Flores para confesarme, sentí por primera vez que Dios me llamaba. ¡No tengan miedo a lo que Dios pide! Vale la pena decir “sí” a Dios. ¡En Él está la alegría!

    Queridos jóvenes, quizá alguno no tiene todavía claro qué hará con su vida. Pídanselo al Señor; Él les hará ver el camino. Como hizo el joven Samuel, que escuchó dentro de sí la voz insistente del Señor que lo llamaba pero no entendía, no sabía qué decir y, con la ayuda del sacerdote Elí, al final respondió a aquella voz: Habla, Señor, que yo te escucho (cf. 1 S 3,1-10). Pidan también al Señor: ¿Qué quieres que haga? ¿Qué camino he de seguir?

    Queridos amigos, de nuevo les doy las gracias por lo que han hecho en estos días. No olviden lo que han vivido aquí.
    Cuenten siempre con mis oraciones y estoy seguro de que yo puedo contar con las de ustedes.

    Encuentro con el Comité de Coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en el Centro de Estudio Sumaré


    Discurso del Santo Padre 
    1. Introducción
    Agradezco al Señor esta oportunidad de poder hablar con ustedes, hermanos Obispos, responsables del CELAM en el cuatrienio 2011-2015. Hace 57 años que el CELAM sirve a las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe, colaborando solidaria y subsidiariamente para promover, impulsar y dinamizar la colegialidad episcopal y la comunión entre las Iglesias de esta Región y sus Pastores.
    Como Ustedes, también yo soy testigo del fuerte impulso del Espíritu en la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y El Caribe en Aparecida, en mayo de 2007, que sigue animando los trabajos del CELAM para la anhelada renovación de las iglesias particulares. Esta renovación, en buena parte de ellas, se encuentra ya en marcha. Quisiera centrar esta conversación en el patrimonio heredado de aquel encuentro fraterno y que todos hemos bautizado como Misión Continental.

    2. Características peculiares de Aparecida
    Existen cuatro características que son propias de la V Conferencia. Son como cuatro columnas del desarrollo de Aparecida y que le dan su originalidad.
    1) Inicio sin documento
    Medellín, Puebla y Santo Domingo comenzaron sus trabajos con un camino recorrido de preparación que culminó en una especie de Instrumentum laboris, con el cual se desarrolló la discusión, reflexión y aprobación del documento final. En cambio, Aparecida promovió la participación de las Iglesias particulares como camino de preparación que culminó en un documento de síntesis. Este documento, si bien fue referencia durante la Quinta Conferencia General, no se asumió como documento de partida. El trabajo inicial consistió en poner en común las preocupaciones de los Pastores ante el cambio de época y la necesidad de recuperar la vida discipular y misionera con la que Cristo fundó la Iglesia.

    2) Ambiente de oración con el Pueblo de Dios
    Es importante recordar el ambiente de oración generado por el diario compartir la Eucaristía y otros momentos litúrgicos, donde siempre fuimos acompañados por el Pueblo de Dios. Por otro lado, puesto que los trabajos tenían lugar en el subsuelo del Santuario, la “música funcional” que los acompañaba fueron los cánticos y oraciones de los fieles.

    3) Documento que se prolonga en compromiso, con la Misión Continental
    En este contexto de oración y vivencia de fe surgió el deseo de un nuevo Pentecostés para la Iglesia y el compromiso de la Misión Continental. Aparecida no termina con un Documento sino que se prolonga en la Misión Continental.

    4) La presencia de Nuestra Señora, Madre de América
    Es la primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano y El Caribe que se realiza en un Santuario mariano.
    3. Dimensiones de la Misión Continental
    La Misión Continental se proyecta en dos dimensiones: programática y paradigmática. La misión programática, como su nombre lo indica, consiste en la realización de actos de índole misionera. La misión paradigmática, en cambio, implica poner en clave misionera la actividad habitual de las Iglesias particulares. Evidentemente aquí se da, como consecuencia, toda una dinámica de reforma de las estructuras eclesiales. El “cambio de estructuras” (de caducas a nuevas) no es fruto de un estudio de organización de la planta funcional eclesiástica, de lo cual resultaría una reorganización estática, sino que es consecuencia de la dinámica de la misión. Lo que hace caer las estructuras caducas, lo que lleva a cambiar los corazones de los cristianos, es precisamente la misionariedad. De aquí la importancia de la misión paradigmática.
    La Misión Continental, sea programática, sea paradigmática, exige generar la conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados y hombres de buena voluntad. El discípulo de Cristo no es una persona aislada en una espiritualidad intimista, sino una persona en comunidad, para darse a los demás. Misión Continental, por tanto, implica pertenencia eclesial.
    Un planteo como éste, que comienza por el discipulado misionero e implica comprender la identidad del cristiano como pertenencia eclesial, pide que nos explicitemos cuáles son los desafíos vigentes de la misionariedad discipular. Señalaré solamente dos: la renovación interna de la Iglesia y el diálogo con el mundo actual.

    Renovación interna de la Iglesia
    Aparecida ha propuesto como necesaria la Conversión Pastoral. Esta conversión implica creer en la Buena Nueva, creer en Jesucristo portador del Reino de Dios, en su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación.
    En este sentido, es necesario que, como Pastores, nos planteemos interrogantes que hacen a la marcha de las Iglesias que presidimos. Estas preguntas sirven de guía para examinar el estado de las diócesis en la asunción del espíritu de Aparecida y son preguntas que conviene nos hagamos frecuentemente como examen de conciencia.

    1. ¿Procuramos que nuestro trabajo y el de nuestros Presbíteros sea más pastoral que administrativo? ¿Quién es el principal beneficiario de la labor eclesial, la Iglesia como organización o el Pueblo de Dios en su totalidad?
    2. ¿Superamos la tentación de atender de manera reactiva los complejos problemas que surgen? ¿Creamos un hábito pro-activo? ¿Promovemos espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios? ¿Somos conscientes de la responsabilidad de replantear las actitudes pastorales y el funcionamiento de las estructuras eclesiales, buscando el bien de los fieles y de la sociedad?
    3. En la práctica, ¿hacemos partícipes de la Misión a los fieles laicos? ¿Ofrecemos la Palabra de Dios y los Sacramentos con la clara conciencia y convicción de que el Espíritu se manifiesta en ellos?
    4. ¿Es un criterio habitual el discernimiento pastoral, sirviéndonos de los Consejos Diocesanos? Estos Consejos y los Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos ¿son espacios reales para la participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral? El buen funcionamiento de los Consejos es determinante. Creo que estamos muy atrasados en esto.
    5. Los Pastores, Obispos y Presbíteros, ¿tenemos conciencia y convicción de la misión de los fieles y les damos la libertad para que vayan discerniendo, conforme a su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía? ¿Los apoyamos y acompañamos, superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido? ¿Estamos siempre abiertos para dejarnos interpelar en la búsqueda del bien de la Iglesia y su Misión en el mundo?
    6. Los agentes de pastoral y los fieles en general ¿se sienten parte de la Iglesia, se identifican con ella y la acercan a los bautizados distantes y alejados?

    Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se lo puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en este camino, es la de la identidad católica concebida como pertenencia eclesial.

    Diálogo con el mundo actual
    Hace bien recordar las palabras del Concilio Vaticano II: Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (cf. GS, 1). Aquí reside el fundamento del diálogo con el mundo actual.
    La respuesta a las preguntas existenciales del hombre de hoy, especialmente de las nuevas generaciones, atendiendo a su lenguaje, entraña un cambio fecundo que hay que recorrer con la ayuda del Evangelio, del Magisterio, y de la Doctrina Social de la Iglesia. Los escenarios y areópagos son de lo más variado. Por ejemplo, en una misma ciudad, existen varios imaginarios colectivos que conforman “diversas ciudades”. Si nos mantenemos solamente en los parámetros de “la cultura de siempre”, en el fondo una cultura de base rural, el resultado terminará anulando la fuerza del Espíritu Santo. Dios está en todas partes: hay que saber descubrirlo para poder anunciarlo en el idioma de esa cultura; y cada realidad, cada idioma, tiene un ritmo diverso.

    4. Algunas tentaciones contra el discipulado misionero
    La opción por la misionariedad del discípulo será tentada. Es importante saber por dónde va el mal espíritu para ayudarnos en el discernimiento. No se trata de salir a cazar demonios, sino simplemente de lucidez y astucia evangélica. Menciono sólo algunas actitudes que configuran una Iglesia “tentada”. Se trata de conocer ciertas propuestas actuales que pueden mimetizarse en la dinámica del discipulado misionero y detener, hasta hacer fracasar, el proceso de Conversión Pastoral.

    1. La ideologización del mensaje evangélico. Es una tentación que se dio en la Iglesia desde el principio: buscar una hermenéutica de interpretación evangélica fuera del mismo mensaje del Evangelio y fuera de la Iglesia. Un ejemplo: Aparecida, en un momento, sufrió esta tentación bajo la forma de asepsia. Se utilizó, y está bien, el método de “ver, juzgar, actuar” (cf. n. 19). La tentación estaría en optar por un “ver” totalmente aséptico, un “ver” neutro, lo cual es inviable. Siempre el ver está afectado por la mirada. No existe una hermenéutica aséptica. La pregunta era, entonces: ¿con qué mirada vamos a ver la realidad? Aparecida respondió: Con mirada de discípulo. Así se entienden los números 20 al 32. Hay otras maneras de ideologización del mensaje y, actualmente, aparecen en Latinoamérica y El Caribe propuestas de esta índole. Menciono sólo algunas:
    a) El reduccionismo socializante. Es la ideologización más fácil de descubrir. En algunos momentos fue muy fuerte. Se trata de una pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista.
    b) La ideologización psicológica. Se trata de una hermenéutica elitista que, en definitiva, reduce el ”encuentro con Jesucristo” y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento. Suele darse principalmente en cursos de espiritualidad, retiros espirituales, etc. Termina por resultar una postura inmanente autorreferencial. No sabe de trascendencia y, por tanto, de misionariedad.
    c) La propuesta gnóstica. Bastante ligada a la tentación anterior. Suele darse en grupos de élites con una propuesta de espiritualidad superior, bastante desencarnada, que termina por desembarcar en posturas pastorales de “quaestiones disputatae”. Fue la primera desviación de la comunidad primitiva y reaparece, a lo largo de la historia de la Iglesia, en ediciones corregidas y renovadas. Vulgarmente se los denomina “católicos ilustrados” (por ser actualmente herederos de la Ilustración).
    d) La propuesta pelagiana. Aparece fundamentalmente bajo la forma de restauracionismo. Ante los males de la Iglesia se busca una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas que, incluso culturalmente, no tienen capacidad significativa. En América Latina suele darse en pequeños grupos, en algunas nuevas Congregaciones Religiosas, en tendencias a la “seguridad” doctrinal o disciplinaria. Fundamentalmente es estática, si bien puede prometerse una dinámica hacia adentro: involuciona. Busca “recuperar” el pasado perdido.
    2. El funcionalismo. Su acción en la Iglesia es paralizante. Más que con la ruta se entusiasma con la “hoja de ruta”. La concepción funcionalista no tolera el misterio, va a la eficacia. Reduce la realidad de la Iglesia a la estructura de una ONG. Lo que vale es el resultado constatable y las estadísticas. De aquí se va a todas las modalidades empresariales de Iglesia. Constituye una suerte de “teología de la prosperidad” en lo organizativo de la pastoral.

    3. El clericalismo es también una tentación muy actual en Latinoamérica. Curiosamente, en la mayoría de los casos, se trata de una complicidad pecadora: el cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo. El fenómeno del clericalismo explica, en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en buena parte del laicado latinoamericano. O no crece (la mayoría), o se acurruca en cobertizos de ideologizaciones como las ya vistas, o en pertenencias parciales y limitadas. Existe en nuestras tierras una forma de libertad laical a través de experiencias de pueblo: el católico como pueblo. Aquí se ve una mayor autonomía, sana en general, y que se expresa fundamentalmente en la piedad popular. El capítulo de Aparecida sobre piedad popular describe con profundidad esta dimensión. La propuesta de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical.
    Podríamos seguir describiendo algunas otras tentaciones contra el discipulado misionero, pero creo que éstas son las más importantes y de más fuerza en este momento de América Latina y El Caribe.

    5. Algunas pautas eclesiológicas
    1. El discipulado-misionero que Aparecida propuso a las Iglesias de América Latina y El Caribe es el camino que Dios quiere para este “hoy”. Toda proyección utópica (hacia el futuro) o restauracionista (hacia el pasado) no es del buen espíritu. Dios es real y se manifiesta en el ”hoy”. Hacia el pasado su presencia se nos da como “memoria” de la gesta de salvación sea en su pueblo sea en cada uno de nosotros; hacia el futuro se nos da como “promesa” y esperanza. En el pasado Dios estuvo y dejó su huella: la memoria nos ayuda a encontrarlo; en el futuro sólo es promesa… y no está en los mil y un “futuribles”. El “hoy” es lo más parecido a la eternidad; más aún: el ”hoy” es chispa de eternidad. En el “hoy” se juega la vida eterna.
    El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un “hoy” pero “en tensión”. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión. No admite la autorreferencialidad: o se refiere a Jesucristo o se refiere al pueblo a quien se debe anunciar. Sujeto que se trasciende. Sujeto proyectado hacia el encuentro: el encuentro con el Maestro (que nos unge discípulos) y el encuentro con los hombres que esperan el anuncio.
    Por eso, me gusta decir que la posición del discípulo misionero no es una posición de centro sino de periferias: vive tensionado hacia las periferias… incluso las de la eternidad en el encuentro con Jesucristo. En el anuncio evangélico, hablar de “periferias existenciales” des-centra, y habitualmente tenemos miedo a salir del centro. El discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias existenciales.

    2. La Iglesia es institución pero cuando se erige en “centro” se funcionaliza y poco a poco se transforma en una ONG. Entonces, la Iglesia pretende tener luz propia y deja de ser ese “misterium lunae” del que nos hablaban los Santos Padres. Se vuelve cada vez más autorreferencial y se debilita su necesidad de ser misionera. De “Institución” se transforma en “Obra”. Deja de ser Esposa para terminar siendo Administradora; de Servidora se transforma en “Controladora”. Aparecida quiere una Iglesia Esposa, Madre, Servidora, facilitadora de la fe y no controladora de la fe.

    3. En Aparecida se dan de manera relevante dos categorías pastorales que surgen de la misma originalidad del Evangelio y también pueden servirnos de pauta para evaluar el modo como vivimos eclesialmente el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro. Ninguna de las dos es nueva, sino que conforman la manera cómo se reveló Dios en la historia. Es el “Dios cercano” a su pueblo, cercanía que llega al máximo al encarnarse. Es el Dios que sale al encuentro de su pueblo. Existen en América Latina y El Caribe pastorales “lejanas”, pastorales disciplinarias que privilegian los principios, las conductas, los procedimientos organizativos… por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia. Se ignora la “revolución de la ternura” que provocó la encarnación del Verbo. Hay pastorales planteadas con tal dosis de distancia que son incapaces de lograr el encuentro: encuentro con Jesucristo, encuentro con los hermanos. Este tipo de pastorales a lo más pueden prometer una dimensión de proselitismo pero nunca llegan a lograr ni inserción eclesial ni pertenencia eclesial. La cercanía crea comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo y crea una cultura del encuentro. Una piedra de toque para calibrar la cercanía y la capacidad de encuentro de una pastoral es la homilía. ¿Qué tal son nuestras homilías? ¿Nos acercan al ejemplo de nuestro Señor, que “hablaba como quien tiene autoridad” o son meramente preceptivas, lejanas, abstractas?

    4. Quien conduce la pastoral, la Misión Continental (sea programática como paradigmática), es el Obispo. El Obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear. Además de señalar las grandes figuras del episcopado latinoamericano que todos conocemos quisiera añadir aquí algunas líneas sobre el perfil del Obispo que ya dije a los Nuncios en la reunión que tuvimos en Roma. Los Obispos han de ser Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan “psicología de príncipes”. Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra. Hombres capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza: que haya sol y luz en los corazones. Hombres capaces de sostener con amor y paciencia los pasos de Dios en su pueblo. Y el sitio del Obispo para estar con su pueblo es triple: o delante para indicar el camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes, o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también, y fundamentalmente, porque el rebaño mismo también tiene su olfato para encontrar nuevos caminos.
    No quisiera abundar en más detalles sobre la persona del Obispo, sino simplemente añadir, incluyéndome en esta afirmación, que estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este “hoy” de América Latina y El Caribe. Y sería bueno comenzar por aquí.

    Les agradezco la paciencia de escucharme. Perdonen el desorden de la charla y, por favor, les pido que tomemos en serio nuestra vocación de servidores del santo pueblo fiel de Dios, porque en esto se ejercita y se muestra la autoridad: en la capacidad de servicio. Muchas gracias.
     

    Mons. Carlos Aguaer Reyes. Foto CELAM
    Saludo y bienvenida que SER Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de Tlalnepantla y Presidente del CELAM dirige al Santo Padre Francisco en el Encuentro con los Obispos responsables del CELAM.

    Santo Padre

    Hemos comentado entre nosotros los Obispos y con nuestro pueblo fiel que el Espíritu del Señor Jesús ¡ha estado grande con la Iglesia! Claramente se ha manifestado en la decisión del Papa Benedicto XVI de renunciar al Ministerio como Sucesor de Pedro, buscando el bien de la Iglesia; y se ha confirmado también el pasado 13 de marzo en la elección de su persona como Obispo de Roma. Con ello, queda evidenciado que el Espíritu Santo sigue asistiendo y acompañando a la Iglesia.
    El entusiasmo y la entrega expresada por el Pueblo de Dios mostrando alegría y confianza en Usted, Santo Padre, me hacen considerar que se ha desatado un fuerte dinamismo del Espíritu Santo al que debemos corresponder los Pastores, dando lo mejor de cada uno de nosotros para renovar la Iglesia y ponerla en el camino adecuado para que cumpla su misión de testimoniar en el mundo de hoy el amor misericordioso de Dios Padre revelado en Jesucristo, Nuestro Redentor. Rogamos a Dios, Nuestro Padre lo siga bendiciendo, el Señor Jesús lo siga acompañando, y el Espíritu Santo lo siga conduciendo acorde al modelo de la Virgen María y San José, su esposo, para bien de toda la Iglesia.
    Las Conferencias Episcopales a las que servimos como CELAM tienen su propio caminar y están intentando vivir la colegialidad episcopal y la comunión eclesial. Sin embargo son muchos y complejos nuestros retos y desafíos porque quizá no hemos asumido un ritmo pastoral más acorde a las necesidades de la sociedad para ofrecer las respuestas espirituales a las angustias y problemas que vive nuestra gente, especialmente para recordarles y orientarles cómo vivir en la confianza de la Providencia Divina y descubrir en la Palabra de Dios la luz orientadora, sanadora y consoladora que nos permite asumir nuestra propia cruz con alegría y esperanza.
    Quienes nos encontramos hoy aquí, me atrevo a afirmar, estamos convencidos y comprometidos en poner nuestro mejor esfuerzo en hacer del Documento de Aparecida una realidad pastoral, iniciando con nuestras propias Iglesias Particulares, pero es necesario que extendamos esta convicción y compromiso con nuestros demás hermanos Obispos del Continente y del Caribe.
    Estamos en un momento crucial, los desafíos del Cambio de Época que vivimos exigen el replanteamiento de las actitudes, estructuras, y actividades pastorales en fidelidad a Cristo y al hombre contemporáneo. Para ello, debemos discernir los signos de los tiempos escuchando lo que el Espíritu Santo dice a las Iglesias.
    El pasado 25 de abril los miembros del Consejo de Presidencia del CELAM tuvimos la grata experiencia de encontrarnos con Usted en audiencia privada. Íbamos con una gran emoción al encuentro y habíamos preparado los diferentes temas que nos parecieron importantes de exponerle; así lo hicimos, y cuando le comentamos que habíamos decidido en julio del 2012 trasladar de sede la Reunión General Anual de Coordinación del CELAM, que habitualmente la celebramos en Bogotá, para realizarla aquí en Río de Janeiro, Usted nos dio una gratísima sorpresa, al decirnos que quería estar presente para animarnos en nuestro trabajo y saludarnos personalmente.
    Ahora estamos aquí con gran emoción y esperanza. El Evangelio de San Lucas1 nos recuerda que Jesús ha rogado especialmente por Pedro para que su fe no se apague, y pueda confirmar a sus hermanos.
    Santo Padre Francisco, ahora Tú eres Pedro, confírmanos en la fe para que crezca e ilumine el presente, y llegue a convertirse en estrella que muestre el horizonte de nuestro camino en un tiempo en el que el hombre tiene especialmente necesidad de luz 2. Oriéntanos para cumplir, conforme a la Voluntad de Dios Padre, nuestra misión de Sucesores de los Apóstoles, a la que fuimos llamados para servir a la Iglesia, anunciando y testimoniando el Reino de Dios en el mundo de hoy.
    Santo Padre, muchas gracias por este encuentro, que es gracia y bendición para la Iglesia que peregrina en Latinoamérica y el Caribe, bajo el manto maternal de María de Guadalupe, Reina de América.
    ¡Con la mente y el corazón abierto esperamos tu palabra y tu bendición!
     

    Notas
    1) Lc 22,32
    2) Lumen Fidei No. 4