jueves, 1 de agosto de 2013

Entrevista* a Dra. Susana Nuin Núñez, Secretaria Ejecutiva del Departamento de Comunicación y Prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

Dra. Susana Nuin Núñez. Foto: EcosCEA
A dos días de finalizada la JMJ Río 2013, ¿cuál es tu balance?
Hay distintos puntos de referencia para hacerlo. Es la segunda vez que América Latina hospeda y genera una Jornada Mundial de la Juventud. La primera en Buenos Aires (1987) y la segunda en Río. Lo que se ha percibido es una madurez nueva en los jóvenes. Ellos vienen a la Jornada con el interés de vivir un acontecimiento que es no turístico únicamente, que no es conocer otras culturas únicamente —todo valioso para un joven— pero que es vivir un momento de encuentro y convivencia con los otros jóvenes. Me parece que esto se percibió inclusive en los grupos. En ese sentido la Jornada hizo un aporte en las distintas instancias previas, que se podrían denominar catequísticas o de misión, que han sido valiosas. El encuentro con el Papa Francisco fue un encuentro cara a cara. Porque la impresión es que, si bien tenía un público multitudinario, logró crear silencios, instancias casi dialógicas aun con una multitud. Los imputs que el Papa Francisco manifestó en su discurso de la vigilia eran muy tocantes del corazón de los jóvenes. Los jóvenes se han sentido muy interpelados y al mismo esperaban eso.

Sobre el discurso del Papa Francisco al CELAM, ¿cómo lo leés?
Fue un discurso muy importante. Marca un rumbo. Es la primera vez que un Papa habla con un equipo de coordinación del CELAM. Hasta ahora los encuentros habían sido en función de las grandes conferencias: Medellín, Puebla, Santo Domingo (con presencia de delegado papal) y Aparecida con Benedicto XVI; Río, no. Cuando hace dos meses la presidencia del CELAM visitó al Papa y él se enteró de que íbamos a estar en Río dijo: Yo quiero hablar con los obispos. Éste fue un encuentro deseado, no fue sólo un encuentro agendado. Fue mucho más. El discurso tenía el sabor de alguien que es un hijo del episcopado latinoamericano pero que a su vez habló desde su lugar de padre y de hermano. Porque él dijo que hablaba como obispo a obispos. Por un lado, siento que cuenta con el episcopado latinoamericano a sus espaldas, es algo que es patrimonio suyo también. Por otro lado, él usó muy bien una metáfora: el obispo camina adelante conduciendo al pueblo de Dios; camina al costado provocando unidad, acompañando; y también detrás por si queda algún rezagado. Creo que el discurso tiene estas tres figuras: estableció pautas hacia el futuro, fotografió ciertas realidades y empujó diciendo "atención que estamos atrasados". Siento que fue un discurso hecho en la verdad, en el que habló a corazón abierto, ante un público que lo podía entender y valorar. Y no era para los cuarenta y pico de obispos presentes; era para los casi mil obispos de América Latina. Casi 600 obispos participaron en la JMJ Río 2013, por lo tanto este discurso ha corrido, sin duda. Es un discurso que llama esencialmente a la conversión pastoral.

Vos sos una mujer de comunicación. ¿Qué interpretás de la comunicación del Papa Francisco?
Finalmente se han encontrado dos caminos en el Papa Francisco: el camino de la palabra y el camino del testimonio. Esto seguramente habrá estado en todos los Papas; alguno enfatizó más el discurso, el razonamiento sobre el discurso, la reflexión; otros quizás intensificaron gestos de otro estilo. Es bueno más que comparar distintos pontificados, captar su originalidad. El pontificado de Francisco va a marcar un giro importantísimo en la historia de la Iglesia. Los gestos vienen de las actitudes. Las actitudes vienen de lo que uno quiere vivir y ser. Hay un momento en el que el testimonio pasa a ser expresión del pensamiento, la palabra y la actitud. Eso es tremendamente valioso.

*Esta entrevista se llevó a cabo en la Casa de la comunidad de las hermanas de Madre Cabrini, Tijuca, Río de Janeiro, el martes 30 de julio de 2013, y ha sido editada para una mejor comprensión de su contenido.

1 comentario:

  1. El "testimonio". ¿No es eso al fin y al cabo lo que Jesús pidió? Que fuéramos testigos, sus testigos, testigos de la presencia del Reino entre nosotros. Parece que estamos volviendo a la fuente... por fin!!
    Cecilia

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