Dom Orani Tempesta. Foto: EcosCEA |
Muchas personas y empresas muy
importantes se involucraron desde su función para hacer posible la JMJ. La
Iglesia tiene capacidad para producir eventos pero los asesoramientos
externos fueron enriquecedores.
Esta Jornada es producto de la
puesta en común de nuestras capacidades.
Soñamos, trabajamos y todo esto
va a crecer, va a brotar, dará frutos.
Tenemos que agradecer a Dios.
Hemos percibido la belleza de la juventud, tan contagiosa y alegre en clave
de valores positivos, gente que quiere construir el futuro y con confianza
en él.
Hubo convivencia en fraternidad
en los lugares donde se hospedaron los jóvenes y el pueblo carioca recibió
con calidez a los peregrinos.
Se vivió una revolución en el
comportamiento de las personas, en las playas de Copacabana. Fuimos testigos
de muchas revoluciones. Estos escenarios tienen que perdurar: sin violencia,
con capacidad de respeto y convivencia en fraternidad. Esto nos marca como
ciudad y como nación. Hemos visto a la Providencia conduciendo todo:
personas, organización, eventos.
Hemos visto al primer Papa
latinoamericano pisando América Latina. Él nos encantó a todos. Con su
"papamóvil abierto" fue muy cercano a nosotros.
Cuando íbamos en el helicóptero y
veíamos el Cristo Redentor el Papa rezaba.
¡Cuántos niños fueron presentados
al Papa! Hemos visto con especial atención a aquel que se abrazó fuertemente
al Papa y estaba tan emocionado. Yo estaba ahí. El niño le dijo: "¡Cómo te
quiero!". Y el Papa Francisco le contestó: "Yo también te quiero".
Tenemos imágenes del paraíso
durante estas jornadas en Río de Janeiro. Dios obró en medio nuestro
mientras soñábamos y trabajábamos. Dos actuó con creatividad aunque
igualmente somos "muy brasileros" para organizar. Pero para explicar la
concreción del tamaño de este encuentro, sólo puedo decir que Dios estuvo
entre nosotros. Los cambios de último momento los condujo Dios.
Se va a crear un instituto que
recopilará —más allá de textos, videos— las vivencias experimentadas durante
la JMJ Río 2013.
Al finalizar, Dom Orani se
dirigió específicamente a los medios de comunicación: "Su trabajo en el
Media Center fue muy importante. Ustedes son los ojos y oídos para el mundo
todo. De su trabajo depende que el mundo conozca al Papa. El de ustedes es
un gran papel".
Dios lo bendiga a usted Dom Orani Tempesta, Arzobispo de Río De Janeiro. En estos días y gracias a los medios de comunicación, fuimos todos "cariocas" y seguidores de Cristo en esa maravillosa ciudad de Brasil. No hubo fronteras, si hubo unidad del pueblo de Dios rezando por su Iglesia joven, los pobres y el Papa. Nuevamente gracias a usted por la alegría y las lágrimas derramadas...como se dice en Buenos Aires: ..."se me piantó un lagrimón". Abrazo Santiago López-Buenos Aries-Argentina
ResponderEliminarDios lo bendiga y bendiga a todo el pueblo brasileño que nos permitieron "vivir" aunque no estuviéramos en el lugar una maravillosa JMJ.
ResponderEliminarAhora nos tocará, a los que nos quedamos, recibir con alegría y guardar en el corazón, la experiencia vivida por los que fueron. Ese será un gran compromiso. Y después sumarnos para hacer realidad este ser discípulos-misioneros a que estamos invitados.
Muchas gracias a Dios, a la Iglesia y a todos y cada uno de ustedes.
Unidos en Jesús. Silvia - Entre Ríos - Argentina
Fernando 1/8/13 , Buenos Aires,Gracias por esta reeunion de jovenes que presidio nuestrto Papa Francisco y muchas gracias al clero del Brasil y a todo ese gran pueblo hermano. Fue una enseñanza para el resto del mundo comprobar la humildad y la claridad de los conceptos de Francisco, ruego a nuestro Señor que continue iluminandolo en su gran tarea, bendiciones para todo su pueblo, junto a sus pastores
ResponderEliminar... me faltó agradecer a ustedes, de la Conferencia Episcopal Argentina, por este blog y el material que han subido. Los ecos de esta JMJ2013 permanecerán por mucho tiempo, y nos gustaría seguir recibiendo videos y testimonios, para junto con ustedes ,nuestros pastores, "rumiar y atesorar" los gestos y palabras del querido Papa Francisco.
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